El Parlamento de Sudán, dominado tradicionalmente por los pobladores del norte, presentó el pasado julio una ley por la que quedaba prohibido sudar en espacios públicos. A pesar de la tradición en este país, que ha exportado este hábito a todos los países del mundo, la ley quedó aprobada por mayoría. Desde aquellas fechas en Sudán del Sur se ha producido lo que se ha venido a llamar en los periódicos contrainformativos la "revolución olorosa". Sudán del Sur ha acabado reclamando su derecho de autodeterminación y la posibilidad de decidir su futura fragancia nacional.
En este país ahora hay dos clases de personas, las que quieren sudar y las que no, nosotros estamos con los que sudan, nosotros estamos con el sur, aunque siempre opinar sobre este tema tenga, ante la opinión pública, muy mala sombra. Al Gatico de Empujables, por su parte, se la suda.

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